lunes, 28 de abril de 2014

El Gran Hermano del Ejército

La revolución tecnológica de la logística militar permite conocer en tiempo real recursos y necesidades

Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
Desde el Centro de Gestión del Transporte se puede geolocalizar
cualquier vehículo del Ejército de Tierra en cualquier punto de
España (Foto: Carlos Penedo).
El Ejército de Tierra tiene su Gran Hermano en Villaverde (Madrid), tres centros de gestión logística en proceso de integración que vigilan y reciben información de todas las unidades de toda España y que permiten saber al minuto la demanda y estado de material y su movimiento.
Todo el mundo sospecha que Inditex-Zara debe de tener una muy buena gestión interna y así es, su modelo logístico y de distribución es pieza clave de su liderazgo mundial y se estudia en las escuelas de negocio. Menos conocido es el Ejército de Tierra, que debe gestionar vestuario y equipo para 80.000 efectivos, 10.000 vehículos de ruedas, 3.000 vehículos acorazados, 5.000 sistemas (misiles, cañones), 15.000 equipos CIS (sistemas de información y telecomunicaciones), 20 millones de litros de combustible, munición (el dato es confidencial), servicios de acuartelamiento y alimentación, y apoyo logístico integral en zona de operaciones (misiones en el exterior). Lo anterior se refiere a la llamada logística de intendencia, la adquisición y gestión de grandes programas de armamento se manejan por otro conducto.
En un proceso progresivo, durante los últimos años se han ido incorporando al acuartelamiento San Cristóbal, a 10 kilómetros de la Puerta del Sol de Madrid, un centenar de personas y mucha informática para controlar las tripas del Ejército.
Son el centro de gestión –CEGAL- del denominado Sistema de Apoyo Logístico del Ejército de Tierra. Estrella Digital se ha ido a conocerlo y traslada aquí sus impresiones, que se sitúan más allá de la evolución normal de los tiempos y acercan lo visto a una revolución tecnológica que enmarca este asunto en la gestión de la información, la ingeniería de sistemas y no llega al big data –gestión de ingentes conjuntos de datos- pero se acerca.
El CEGAL formalmente se convertirá en entidad única el 1 de enero de 2015, a partir de la unión física y la actuación integrada de los órganos de gestión y control de los actuales Centros de Gestión de la Distribución (CGD), del Mantenimiento (CGMT) y del Transporte (CGTP), que ya comparten espacio y medios, y se ocupa de resolver todas las peticiones de abastecimiento, mantenimiento y transporte que generen las unidades del Ejército de Tierra.

El corazón del Gran Hermano

En 2007 el Ejército puso en marcha el plan NOGAL, con el objetivo de promover la modernización del apoyo logístico, se diagnosticaron problemas y se implantaron proyectos de mejora, “una nueva organización del apoyo logístico”, en palabras del coronel Luís Sierra, jefe del Centro de Gestión de la Distribución. Sierra es quien denomina informalmente al centro que dirige como “Gran Hermano de toda la gestión logística”, con el significado del personaje de la novela 1984 de George Orwell, el ojo que todo lo ve, no en referencia al formato televisivo que encierra en un espacio prefabricado a un grupo de personas para que se despellejen. Aquí no hay mucha gente.
El canal informático que gestiona toda la cadena es el SIGLE, que conecta en red y donde se cargan los datos desde cualquier unidad de toda España. El sistema permite manejar un Almacén Virtual Único con todos los recursos del Ejército para su control.
El PCAMI controla la calidad y distribuye las
raciones de campaña que comen los militares
en maniobras y operaciones en el exterior
(Foto: Carlos Penedo).
Desde el CGD se han promovido mejoras en los procesos de abastecimiento y en los sistemas de información logística. Además, se ha impulsado un cambio cultural en las unidades usuarias ligado a la medición de indicadores y a la consecución de objetivos. En vista de los resultados obtenidos con la creación del CGD en 2007, se han activado dos centros más en 2012 para la gestión de las funciones de mantenimiento y transporte, que constituirán en breve el nuevo Centro de Gestión del Apoyo Logístico (CEGAL).

Controladores del tráfico terrestre

El Centro de Gestión del Transporte controla los 13.000 vehículos y resto de medios de transporte del Ejército de Tierra (también los tiene aéreos y navales). CGTP es el único centro de control de transporte del Ejército, una especie de controladores en este caso principalmente de medios terrestres capaz de identificar y geolocalizar en pantalla  el origen, destino, ruta, unidad, carga de cualquier vehículo en movimiento por todo el país.
Por su parte, el Centro de Gestión del Mantenimiento persigue el objetivo de conseguir la mayor disponibilidad operativa del material, el seguimiento de los recursos y la elaboración de procedimientos normalizados  para su mejor uso. La función de mantenimiento está bastante descentralizada, ya que el flujo de las peticiones que emiten las unidades se dirigen hacia los escalones que deben apoyarlas, aquí se maneja información y se emiten directrices.

Uniformes de gestantes

Hasta aquí, los tres centros mencionados gestionan información. Luego llega la fase de mover el material.
Contiguo a las instalaciones de gestión se sitúa también en Villaverde el Parque y Centro de Abastecimiento de Material e Intendencia. El PCAMI es un órgano logístico centralizado del Ejército de Tierra, creado hace más de 125 años, y cuyo trabajo está enfocado fundamentalmente a proporcionar al personal militar y a todas las unidades del Ejército, las prendas de vestuario y equipo, raciones de campaña, guiones y banderas, material de acuartelamiento y campamento (contenedores de 20 pies con duchas, cocinas, almacenes móviles, refrigerados) y material móvil de Intendencia, necesario para el cumplimiento de los cometidos que tienen asignados, tanto en territorio nacional como en operaciones en el exterior.
Su historia no da idea de su actualidad: cuenta hoy con un almacén robotizado único en España, capaz de gestionar 27.000 palés distribuidos en ocho interminables pasillos que se opera desde el exterior por una única persona.  Por allí circulan, aseguran que incluso por la noche, más de 1.000 referencias textiles de vestuario y equipo, artículos distintos sumando prendas y sus diferentes tallas.
El coronel Rafael Castro, responsable del centro, pone especial interés en destacar la importancia de los laboratorios del PCAMI, donde se elaboran los requisitos técnicos de vestuario y alimentación de campaña del Ejército, y también están acreditados para realizar ensayos, pruebas de diverso tipo (resistencia al calor, agua, uso) y certificar la calidad de lo que visten y comen los militares.
Se puede decir también que en el PCAMI son responsables del contenido y la distribución de los 10 menús colectivos existentes, en latas de tres kilos, y los cinco tipos de menú individuales más otros dos menús de campaña previstos para militares de religión musulmana, que los hay y no son pocos. Independientemente de la confesión religiosa, el objetivo es meter 3.500 calorías en el cuerpo del interesado.
El PCAMI cuenta con un taller textil con menor plantilla que en el pasado (buena parte del vestuario militar está externalizado desde 2008 y lo gestiona una UTE de empresas civiles), pero que aún conserva la confección de chalecos antifragmentos, de tallas especiales o de una curiosidad: 448 uniformes de gestante en 2013, uniformes para militares embarazadas, lo que es un indicador indirecto del crecimiento de la familia militar en un año.

Maestranza acorazada

Otra forma de manejar el material es su mantenimiento.
Almacén robotizado del PCAMI, con capacidad
para gestionar 27.000 palés de material textil
(Foto: Carlos Penedo). 
En Villaverde encontramos también el principal parque de mantenimiento de sistemas acorazados –PCMASA 1-, por donde han comenzado ya a pasar la completa revisión de los 10 años de vida los 239 carros de combate Leopardo y donde tienen el conocimiento técnico para reparar los 700 vehículos blindados de ruedas –BMR y VEC-.
Como otro ejemplo de su actividad, estas instalaciones han recibido los vehículos blindados utilizados por el contingente militar español en Afganistán o Líbano, con decenas de miles de kilómetros de patrullas, y se vuelven a poner a punto antes de enviarlos a sus unidades de origen.

En todas estas instalaciones se podría decir que el Ejército de Tierra espía, se espía a sí mismo.
Se dice que la información reduce el riesgo de equivocarse en la toma de decisiones. El Ejército de Tierra, que supone la mayor parte de las Fuerzas Armadas, que representan la mayor parte de la Defensa, cuenta hoy con gran volumen de información y de forma inmediata. A partir de ella se toman las decisiones por parte del jefe de Estado Mayor del Ejército, de la Defensa o el ministro de Defensa.
Aunque a nadie se escapa que la información nunca es neutral, y quien la captura, gestiona y analiza tiene poder. Al menos, el poder de conocer la organización como ningún otro.

Sugerencias


miércoles, 23 de abril de 2014

Fomento prohíbe a los drones volar

La UE quiere tener regulado el sector en 2016, mientras que los aviones sin piloto ya operan para usos civiles en Suecia, Francia, Reino Unido o Japón


Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
Proyecto Fulmar desarrollado por la multinacional Thales en España.
Vacío legal. Y, por tanto, presión sobre las administraciones públicas. El Gobierno ha querido recordar en este momento que en España está prohibido el uso comercial y profesional de los aviones sin piloto para usos civiles.
El desarrollo industrial y las expectativas de negocio ya están avanzadas para el uso civil de drones, y todos miran al regulador para que establezca el marco legal. La UE también ha presentado hace pocos días sus planes: en 2016 quiere tener integrados los drones en el espacio aéreo.
El vuelo para usos civiles de aparatos controlados a distancia genera no pocas dudas sobre seguridad, protección y privacidad. Ante este panorama, el Gobierno advierte, la Comisión Europea anuncia.
Ministerio de Fomento: “no está permitido, y nunca lo ha estado, el uso de aeronaves pilotadas por control remoto con fines comerciales o profesionales”. El Gobierno, a través de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea –AESA-, acaba de emitir un comunicado tajante repleto de prohibiciones “con el objeto de evitar mal entendidos y posibles incidentes”.
El listado de usos no permitidos da una idea del potencial de esta tecnología. Fomento advierte de que no está consentido “realizar actividades consideradas trabajos aéreos, como la fotogrametría, agricultura inteligente –detectar en una finca aquellas plantas específicas que necesitarían de una intervención, como riego, fumigación, para optimizar el cultivo-, reportajes gráficos de todo tipo, inspección de líneas de alta tensión, ferroviarias, vigilancia de fronteras, detección de incendios forestales, reconocimiento de los lugares afectados por catástrofes naturales para dirigir las ayudas adecuadamente, etc.”, añade.
El argumento es que los drones son aeronaves, y por tanto están sujetos a la legislación aeronáutica general vigente en España, “que no hace posible el vuelo de los drones en la mayor parte de los casos”. Fomento dice estar preparando, sin fecha final, “la regulación específica de estas aeronaves, en la que AESA está trabajando en colaboración con la industria”, normativa que “contendrá disposiciones particulares que hagan posible su vuelo con determinadas condiciones y limitaciones”.
Quede claro que la nota de Fomento se refiere a uso civil de drones. El propio documento señala que “para uso militar existe una normativa que permite su operación exclusivamente en espacio aéreo segregado”, es decir, de utilización exclusiva para las Fuerzas Armadas.
Prohibición, por tanto, de vuelo de drones para usos civiles, circunstancia que Fomento se salta únicamente concediendo autorizaciones puntuales “para vuelos de desarrollo o de demostración, así como para los vuelos requeridos para la certificación de estas aeronaves”.
Lo que sí está permitido y recuerda la nota de AESA es “cuando el uso de estas aeronaves tiene exclusivamente un fin deportivo o de recreo”, en estos cosas “son consideradas aeromodelos”, que pueden volar por debajo de los 100 metros de altura, no sobre núcleos urbanos ni sobre grupos de población (playas, conciertos, calles de cualquier ciudad), siempre en zonas habilitadas para ello.
Remata Fomento que los recintos completamente cerrados, como un pabellón industrial o deportivo, un centro de convenciones o un domicilio particular, no están sujetos a la jurisdicción de AESA, no forman parte del espacio aéreo, y entonces los titulares de estos recintos pueden decidir si autorizan el vuelo de drones en su interior y en qué condiciones. “Un estadio de fútbol –advierte Fomento- no tiene la consideración de recinto cerrado, a menos que su cubierta cubra la totalidad de su superficie, sin abertura ninguna”.

Comisión Europea: normas estrictas para regular los drones civiles

El interés por los drones, también conocidos como UAV y últimamente como RPAS (sistemas aéreos pilotados en remoto), no es exclusivo de nuestro país. En una comunicación dirigida al Consejo y el Parlamento europeos, la Comisión Europea ha propuesto en este mismo mes de abril establecer normas estrictas para regular las operaciones de los drones civiles, de aeronaves teledirigidas. Las nuevas normas abarcarán la seguridad, la protección, la privacidad, la protección de datos, los seguros y la responsabilidad.
El objetivo es “permitir que la industria europea se convierta en un líder mundial en el mercado de esta tecnología emergente”, un sector que reconoce hoy dominado por Estados Unidos e Israel, con importancia creciente de otros Estados como Brasil, China, India y Rusia; y, al mismo tiempo, “garantizar que se adopten todas las salvaguardias necesarias”.
La Comisión informa de que en la actualidad existen en el mundo 1.708 drones diferentes (566 en Europa), producidos por 471 fabricantes (176 en Europa).
Cada vez se recurre más a los drones civiles en países europeos como Suecia, Francia y el Reino Unido, en sectores distintos, pero en un marco normativo fragmentado. Aunque se aplican las normas nacionales básicas de seguridad, los requisitos en la UE varían y hay una serie de salvaguardias clave que no se tratan de manera coherente.
El vicepresidente de la Comisión encargado de Transportes, Siim Kallas, ha declarado que “muchas personas, incluido yo mismo, tienen dudas sobre la seguridad, la protección y la privacidad en relación con estos dispositivos”.
La tecnología de los drones civiles está mejorando y hay posibilidades de lograr un crecimiento y una creación de empleo considerables. Según algunas estimaciones, su valor en los próximos diez años podría representar un 10% del mercado de la aviación, es decir 15.000 millones de euros al año. El vicepresidente ha añadido que “las aeronaves teledirigidas, casi por definición, van a cruzar las fronteras y la industria todavía se encuentra en sus primeras fases de existencia. Tenemos la oportunidad de establecer un conjunto único de normas con las que todos puedan trabajar, como hacemos en el caso de las grandes aeronaves”.
Las nuevas normas que avanza la Comisión Europea pretenden regular los ámbitos siguientes:
  • Normas estrictas aplicables a toda la UE sobre autorizaciones de seguridad. “La seguridad es la primera prioridad para la política de la UE en materia de aviación”, se afirma en el documento. Las normas de la UE se basarán en el principio de que los drones civiles deben proporcionar un nivel de seguridad equivalente al de las operaciones realizadas con aparatos tripulados. La Agencia Europea de Seguridad Aérea (AESA) comenzará a elaborar normas específicas aplicables en toda la UE a las aeronaves teledirigidas.
  • Controles rigurosos sobre la privacidad y la protección de los datos. Los datos recogidos por aeronaves teledirigidas deberán cumplir las normas aplicables sobre protección de datos y las autoridades pertinentes deberán supervisar la posterior recogida y el tratamiento de datos personales. La Comisión evaluará cómo garantizar que las normas de protección de datos se apliquen plenamente a las aeronaves teledirigidas y propondrá modificaciones u orientaciones específicas en los casos en que sea necesario.
  • Controles rigurosos para garantizar la seguridad. Los drones civiles pueden ser objeto de posibles acciones ilegales y amenazas a la seguridad, al igual que las demás aeronaves. La AESA comenzará a trabajar con el fin de establecer las condiciones de seguridad necesarias para proteger, en concreto, los flujos de información y, posteriormente, propondrá las obligaciones jurídicas específicas para todas las partes interesadas (por ejemplo, la gestión del tráfico aéreo, el operador, los proveedores de servicios de telecomunicaciones), que las autoridades nacionales deberán hacer cumplir.
  • Un marco claro para la responsabilidad y los seguros. El régimen actual de seguro frente a terceros está concebido principalmente para aeronaves tripuladas cuyo peso (a partir de los 500 kilos) determina el importe mínimo del seguro. La Comisión evaluará la necesidad de modificar las normas actuales para tener en cuenta las características específicas de las aeronaves teledirigidas.
  • Racionalizar la I+D y apoyar este nuevo sector. La Comisión racionalizará las tareas de investigación y desarrollo, en concreto los fondos de la UE en esta materia gestionados por la empresa común SESAR (Cielo Único Europeo), con el fin de que el calendario de comercialización de las tecnologías para la inserción del sistema de aeronaves teledirigidas en el espacio aéreo europeo sea lo más breve posible. Las PYME y las empresas de nueva creación del sector recibirán ayudas a la industria para desarrollar tecnologías adecuadas (programas Horizonte 2020 y COSME).

Objetivo UE: integración total en 2016

La Comisión quiere llevar a cabo este 2014 una evaluación a fondo para examinar los posibles problemas existentes y definir las mejores opciones para resolverlos. Ello se complementará con una propuesta legislativa, que deberán aprobar los Estados miembros y el Parlamento Europeo. Además, la AESA quiere empezar a elaborar inmediatamente las normas de seguridad necesarias. Otras posibles medidas podrán ser actuaciones de apoyo en el marco de los actuales programas de la UE, tales como SESAR, Horizonte 2020 y COSME. Todo este trabajo tiene por objeto alcanzar el objetivo declarado por el Consejo Europeo de diciembre de 2013, de garantizar la integración progresiva del sistema de aeronaves teledirigidas en el espacio aéreo a partir de 2016.
La publicidad, el marketing y el humor dedican esfuerzos considerables a identificar tendencias. Hace pocos meses el gigante Amazon anunció la próxima distribución de sus libros y productos a domicilio utilizando drones, posibilidad perfectamente irreal en estos momentos, pero reproducida por los medios de comunicación de medio mundo con entusiasmo y recibida por los ciudadanos con una curiosidad considerable. Conclusión: la tecnología existe, la sociedad está preparada, hay expectativas de negocio, falta la regulación.

Sugerencias


domingo, 20 de abril de 2014

La Defensa y sus públicos

Hacia un concepto más amplio e integrador de la cultura de la defensa

Carlos Penedo

Resumen
La realidad y las encuestas desmienten gran parte de los argumentos habitualmente utilizados para referirse a una sociedad española distante de los asuntos que afectan a su seguridad y la defensa. Los límites que encuentran las actuaciones englobadas en la denominada cultura de la defensa están más relacionados con la mezcla de conceptos diferentes, algunos de carácter ideológico, la identificación acrítica que se pide al ciudadano entre la seguridad y sus agentes; y la confusión entre diferentes niveles y tipos de comunicación (institucional, corporativa, política) que se traduce en mensajes fragmentados y contradictorios. Los profesionales del ámbito de la seguridad y la defensa cuentan con una experiencia y conocimiento imprescindibles para que la sociedad comprenda los riesgos de la globalización, objetivo para el que deben salir de su círculo corporativo. La defensa, su conocimiento y su necesidad deben responder y proteger a la comunidad política formada por todos los españoles, comunidad diversa en ideologías y plural en formas de sentirse español, no a una comunidad ideal o inventada.

Introducción

Frecuentemente en el debate público y también especializado sobre Defensa se mezclan y confunden conceptos con un significado concreto, no intercambiable: cultura de defensa, conciencia de defensa y conciencia nacional. Se trata de términos cercanos, en algún caso conectados, pero no sinónimos, por lo que su aclaración es muy conveniente para tratar de incrementar la efectividad y alcance de los esfuerzos y actuaciones que se realizan en este campo.
De la confusión voluntaria o no de estos tres ámbitos surge una visión restrictiva que, por tanto, puede ser recibida con rechazo por amplias capas de la población por ajena o extraña.
Analizando los resultados de diversas encuestas se puede observar que los españoles sienten una fuerte vinculación sentimental y sobre todo racional con su país y el papel del Estado, y con los servidores públicos que trabajan en el campo de la seguridad. La crisis económica y las dificultades por parte de las administraciones públicas para financiar su actuación ha provocado asimismo una mayor valoración de lo público por parte de los ciudadanos, y las movilizaciones sociales en su defensa son una prueba de ello.
El problema puede ser restringir el concepto de cultura de la defensa y su destinatario -público objetivo- a un nacionalismo español bastante perfilado, lamentándose el desinterés generalizado por estos temas por parte del conjunto de la ciudadanía que lo que no comparte es un concepto restrictivo e ideológico.
La defensa, su conocimiento y su necesidad deben responder y proteger a la comunidad política formada por todos los españoles, comunidad diversa en ideologías y plural en formas de sentirse español, no a una comunidad ideal o inventada.
Desde el punto de vista de la comunicación, y la difusión de lo que llamamos cultura de la defensa tiene mucho de comunicación, en el mundo de la defensa emiten una variedad de actores y cada uno de ellos una diversidad de mensajes y en varios planos, dando como resultado un discurso fragmentado y descoordinado, a menudo contradictorio.
Las Fuerzas Armadas y más ampliamente el Ministerio de Defensa cuenta con profesionales altamente capacitados para desarrollar las funciones que les encomienda la legislación y de gran importancia para analizar y ayudar a comprender a la sociedad las implicaciones que la globalización tiene sobre nuestra seguridad y los instrumentos necesarios para hacerle frente.
En este contexto, la identificación del ciudadano con sus Fuerzas Armadas se produce por la profesionalidad de su actuación, no por valores morales que se pueden o no compartir.
La efectividad de las acciones englobadas en el concepto de cultura de la defensa dependerá de la capacidad de salir de un núcleo central y corporativo, implicar a más públicos y por su papel –junto con otras disciplinas- para ayudar a comprender la sociedad actual y la globalización, con sus ventajas y sus riesgos .

Definición de conceptos

La cultura de la defensa no puede consistir en algo equivalente a una adhesión acrítica a las Fuerzas Armadas, a sus actuaciones actuales o pasadas; tampoco a la política de defensa de un determinado Gobierno; ni debe perseguir un apoyo incondicional de un gasto en defensa opaco o poco eficiente, de un determinado volumen de compromisos presupuestarios; tampoco debe ser respaldo a planteamientos corporativos.
El mismo debate muy frecuentemente está trufado de una confusión terminológica que oscurece y confunde, lo que hace recomendable alguna aclaración semántica sobre los términos más utilizados.
La Ley Orgánica de la defensa nacional de 2005 establece en su artículo 31 que “el Ministerio de Defensa promoverá el desarrollo de la cultura de defensa con la finalidad de que la sociedad española conozca, valore y se identifique con su historia y con el esfuerzo solidario y efectivo mediante el que las Fuerzas Armadas salvaguardan los intereses nacionales”.
En realidad lo que está marcando la ley y pide a la sociedad española es una doble identificación, con su historia y con las Fuerzas Armadas. Sobre el primer aspecto, la ampliación de conocimientos históricos de los españoles no puede tener nada que objetar, aunque el grado de la identificación dependerá del pasaje histórico escogido. La segunda parte supondría un reconocimiento al trabajo que desarrollan las Fuerzas Armadas, por tanto a su desempeño profesional, pues no tendría sentido identificarse con un organismo del Estado independientemente de su actuación. Por hacer un símil, se puede creer en la Justicia pero no identificarse plenamente con el Colegio de Procuradores.
La Directiva de Defensa Nacional –DDN- de 2012, el documento que marca las líneas estratégicas de política de defensa para la legislatura, señala que “la defensa de España debe ser asumida por todos los españoles como asunto de indudable trascendencia (…). Una defensa eficaz exige la participación ciudadana, única fórmula para otorgarle continuidad y profundidad a las políticas. Por ello, se acentuará el esfuerzo en el desarrollo de una comunicación estratégica de la defensa que tendrá como finalidad fomentar una conciencia de defensa de España y, en más profundidad, una cultura de la defensa”.
Por su parte, la Estrategia de Seguridad Nacional –ESN- de 2013 dice que “la colaboración y el apoyo del ciudadano son imprescindibles. Esta implicación será posible si se fomenta una cultura de seguridad sólida, basada en el previo conocimiento, concienciación y sensibilización sobre la importancia que la seguridad reviste para garantizar su libertad, prosperidad y, en suma, su modo de vida conforme a los postulados del Estado social y democrático de Derecho”. Entre sus líneas de acción estratégica se concreta aún más, estableciendo como objetivo el “fomento de la conciencia y cultura de defensa, pilares del apoyo de la sociedad española a la Defensa Nacional, prestando especial atención a la juventud”.
En otro lugar, la Estrategia anima también a trabajar en la “implantación de una cultura de ciberseguridad sólida. Se concienciará a los ciudadanos, profesionales y empresas de la importancia de la seguridad de la información y del uso responsable de las nuevas tecnologías y de los servicios de la sociedad del conocimiento”.
En el apartado de emergencias, la ESN anima esta vez a la “promoción de una cultura de prevención entre los ciudadanos, que incluirá conocimientos y actitudes de autoprotección, reforzando las capacidades de resiliencia ante emergencias súbitas e inesperadas. También se promoverán programas de educación para la prevención en centros escolares”.
Finalmente, entre los ocho principios que para la Estrategia de Seguridad Nacional sustentan el Sistema de Seguridad Nacional figura “la implicación de la sociedad civil y el fomento de una cultura de seguridad”.
En ambos casos, DDN y ESN apelan a que una política de defensa o seguridad sin conexión ciudadana está abocada al fracaso, por tanto se plantea el objetivo con un ánimo utilitarista, la Directiva hace más hincapié en la comunicación y la Estrategia en la formación.
En las referencias anteriores aparecen ya suficientes elementos para el análisis. En este proceso, el orden lógico pudiera ser la necesidad o el objetivo de incrementar los conocimientos y la educación de los españoles en todos los ámbitos, también como actuación sectorial en materia de defensa y seguridad –cultura-, estos conocimientos implicarían como derivada una mayor conciencia de la importancia de estas políticas y de los riesgos y amenazas a nuestro país –nadie se compromete con lo que ignora-; el paso de los conceptos de cultura y conciencia de defensa a la conciencia nacional hay ya un salto terminológico en el vacío en el que no entran ni la DDN ni la ESN, pero sí existen precedentes parlamentarios y a la última se alude en cualquier foro que reúne a más de cuatro personas a debatir sobre defensa. Es el paso del pensamiento crítico y racional al pensamiento mágico, ambos reales, pero de naturaleza diferente .
Por una parte es destacable la profusa utilización del concepto de cultura: aparece en el texto de la ESN la cultura de la seguridad, de la defensa, de la ciberseguridad e incluso la cultura de la prevención. Lo anterior responde a una extensión del término cultura que hoy se aplica en éste y otros ámbitos como sinónimo de “conocimiento en profundidad”, pero con las connotaciones positivas del vocablo que también contiene algún tipo de ligazón sentimental –pertenencia a un grupo- más allá de la acumulación de información. En este sentido hoy hablamos también de cultura del esfuerzo, cultura empresarial, cultura de la paz.
Define la Real Academia Española el término cultura como “conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico”, y también como el “conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social”.
La cultura es una acumulación de conocimientos, que en muchos despierta una conexión emocional y en otros no, aunque siempre abona el pensamiento crítico.
Finalmente, la última novedad terminológica sobre este asunto –aunque con precedentes en la segunda mitad de los 90- lo encontramos en el Real Decreto de estructura del Ministerio de Defensa de marzo de 2012, donde aparece la expresión “conciencia de defensa nacional”, un híbrido que fusiona “conciencia de defensa” y “conciencia nacional”, probablemente inventado con la intención de evitar el segundo diciendo lo mismo.

Símbolos y encuestas

Uno de los instrumentos que se utilizan para medir las percepciones sociales son los estudios demoscópicos, en los que no hay que tener ni dejar de tener fe, sino utilizarlos.
Según la última encuesta monográfica conocida del Centro de Investigaciones Sociológicas , un 82% de los españoles se siente bastante o muy orgulloso de ser español, pregunta y respuesta claramente clasificables en el apartado de los sentimientos de uno hacia el territorio donde nació, e indicador de lo que podríamos llamar conciencia nacional.
El 61,2%, ya un porcentaje menor aunque alto, se emociona al escuchar el himno nacional, el 35,1% siente algo de emoción y el 26,1% de los encuestados siente una emoción muy fuerte. Y los porcentajes bajan algo más si se pregunta por la bandera española al contemplarla en un acto o ceremonia, el 60% siente alguna emoción, donde el 36% es algo de emoción y el 24% una emoción muy fuerte.
De lo anterior se deduce que evidentemente existe entre los españoles una ligazón sentimental hacia su país, orgullo nacional muy mayoritario y más matizado hacia los símbolos nacionales.
Son porcentajes bastante altos a pesar de nuestra historia durante los últimos dos siglos, con abundancia de guerras civiles, bandera discutida durante todo el siglo XIX y parte del XX, cambios de símbolos en la II República y apropiación de los símbolos nacionales durante la dictadura de Franco, e himno sin letra registrado como creación particular en la SGAE hasta muy recientemente. En origen también se encuentra la debilidad del Estado y la ausencia de voluntad política durante el siglo XIX, la época de crecimiento y consolidación del sentimiento nacional en toda Europa a través de instrumentos como la educación o el servicio militar, en España con la primera bajo mínimos –un ministerio dedicado a la Instrucción Pública no se crea hasta 1900- y exención a través de dinero o por otro recluta del compromiso militar con la patria, junto con un importante desdén hacia lo militar por parte de las elites económicas o aristocráticas en contraste con otras latitudes.
Por otra parte, la fortaleza hoy de elementos de identidad nacional como el deporte, la cultura o el idioma no son factores a despreciar y en muchas ocasiones tienen un poder sentimental comparable a los símbolos tradicionales ligados a la expresión del nacionalismo.

Ámbitos de actuación

Desde el punto de vista administrativo o de organización de políticas públicas, la cultura de la defensa en los objetivos señalados por LODN, DDN y ESN engloba además el campo concreto de la gestión y difusión del patrimonio histórico y cultural de las Fuerzas Armadas.
Precisamente la información contenida en la página web del Ministerio de Defensa llamada textualmente cultura de la defensa está dedicada en su mayor parte a archivos, patrimonio y museos, lo que añade cierta complicación al asunto al unir el concepto de cultura de defensa con el patrimonio cultural; y al unir al menos funcionalmente contenidos referidos al aniversario de la guerra de la independencia con los últimos drones embarcados adquiridos por la Armada, con la situación en la República Centroafricana y la necesidad de incrementar ciertas partidas presupuestarias o todo el presupuesto cada otoño.
Junto con el apartado referido al patrimonio cultural, los principales ámbitos donde está presente la cultura de la defensa o actúa sobre ellos son el campo de la investigación y la educación, y el terreno de la comunicación.
Cualquier acercamiento que se realice hoy al mundo de la seguridad y la defensa ha de destacar la muy positiva evolución que se ha producido en los últimos años en la extensión de los estudios especializados, en materia de formación especializada y fomento de la investigación a nivel universitario; en la organización de programas de máster, cursos de capacitación específica, seminarios y jornadas con un seguimiento creciente y un respaldo de gran importancia.
En este marco se encuentra el trabajo desarrollado por organismos como el Instituto Español de Estudios Estratégicos –IEEE-, el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional, el Instituto Universitario Gutiérrez Mellado, la estrecha colaboración de todos ellos con universidades y think tank, que se ha traducido en el incremento de publicaciones, seminarios y foros de debate, y centros de formación donde acudir a recibir información especializada en seguridad, defensa, inteligencia, logística y otras disciplinas. En definitiva, se puede afirmar que se ha ampliado en los últimos años el espacio de análisis público y formación especializada en temas de defensa y seguridad a nivel fundamentalmente universitario.
Las actuaciones en otros niveles de la educación no universitaria presenta resultados menos positivos, es un ámbito donde cuentan con competencias el Ministerio de Educación y las Comunidades Autónomas, y el ejemplo trabajoso en el pasado reciente de un libro de consulta que incluyera contenidos sobre paz, seguridad y defensa en el marco de la extinta asignatura de Educación para la Ciudadanía ilustra el asunto.
Las actuaciones englobadas en la cultura de la defensa analizadas desde la perspectiva de la comunicación difieren mucho de los resultados positivos alcanzados en el terreno de la formación especializada.
Como acotación previa, cabría señalar que podemos aludir a la comunicación desde una triple perspectiva, diríamos que tiene tres naturalezas: la comunicación como terreno de juego, espacio donde confrontar y consolidar convicciones públicas que luego legitiman –o no- decisiones políticas; la comunicación es también un actor político, es un instrumento de intervención en los asuntos públicos; y finalmente la comunicación es un campo de las ciencias sociales que estudia la transmisión de la información y su práctica.
Desde el punto de vista de la elaboración y difusión de mensajes, bajo el paraguas de cultura de la defensa conviven por parte del emisor distintos objetivos de promoción cultural, de formación especializada, de comunicación institucional (del Estado), de comunicación corporativa (Fuerzas Armadas, más Ministerio) y comunicación política (ligada a la persona, desde el Rey al ministro, el JEMAD y los JEME, más el resto del Gobierno).
Se trata de objetivos de comunicación distintos, de tipos de comunicación diferentes, que debieran contar con estrategias y planes de comunicación individualizados, con diferentes mensajes, tiempos, en ocasiones ámbitos geográficos y públicos objetivo.
Tomadas en su conjunto las diferentes actuaciones pueden solaparse, también reforzarse entre ellas o todo lo contrario, anularse.
Sería por otra parte útil, y al mismo tiempo un planteamiento irreal por complicado, que coincidieran los distintos planos de la comunicación –con distintos públicos objetivo- con un fin común; y todos ellos además emitidos por muy abundantes actores como suman el Ejército de Tierra, el Ejército del Aire, la Armada, el EMAD, el Ministerio de Defensa, el Ministerio del Interior, el Ministerio de Asuntos Exteriores, la industria de defensa y de seguridad como sector –con subsectores- e individualmente cada empresa, las organizaciones internacionales de defensa, los think tank especializados en estos temas…

Elementos para el debate

Alejamiento entre FAS y sociedad
Con el fin del servicio militar en enero de 2002 cundió la preocupación, e incluso hoy se utiliza el argumento, de que la eliminación de un periodo obligatorio para los varones españoles en sus Fuerzas Armadas se pudiera traducir en un alejamiento de la sociedad.
Una vez más nos encontramos ante una profecía no cumplida. Por una parte, nunca debe olvidarse que en este planteamiento se desprecia la necesidad –hasta la hipótesis- de que la mitad de la población de sexo femenino deba servir al Estado, que da también pie a plantear una cuestión escasamente analizada sobre la diferente consideración que se tiene de la defensa, de la seguridad y las Fuerzas Armadas, también de los riesgos y amenazas, según el sexo del interpelado.
Cabría considerar que la sociedad española no se ha alejado de los ejércitos con el fin del servicio militar porque se alegró del fin no de un servicio al país, sino del servicio militar realmente existente, el de una instrucción militar deficiente, impartido por una organización ineficiente y todo con un resultado perfectamente inútil para las necesidades de la Defensa de España. Tampoco sirvió, como estaba legislado, para dar instrucción de graduado escolar a quienes entraban en el servicio militar sin educación primaria, tarea a la que el autor de estas líneas dedicó buena parte de su año en filas. Muy discutible sería asimismo la función socializadora de la mili para los jóvenes varones de España o del ámbito rural, en cualquier caso éste y otros argumentos ajenos a que España cuente con el mejor instrumento para su defensa en el siglo XXI.
Las encuestas en este punto ofrecen resultados equilibrados entre quienes consideran que el fin del servicio militar ha alejado o no al organismo de la sociedad. Sería preciso en cualquier caso contrastar realidades, la actual profesionalización y el servicio militar realmente existente.
Otra circunstancia en este caso histórica como es la existencia del terrorismo etarra en nuestro país durante cuatro décadas, hasta el 20 de octubre de 2011, ha impedido por estrictas razones de seguridad la presencia de militares de uniforme por la calle, circunstancia que el paso del tiempo probablemente normalizará.
Por último sirva tan solo un recordatorio hacia la actuación de la Unidad Militar de Emergencias o la participación militar española en operaciones internacionales como dos ejemplos de presencia habitual, cotidiana, de lo militar entre la sociedad española como actuaciones cercanas y valoradas.
En síntesis, se podría afirmar que nunca en la historia de España el ciudadano ha estado más cerca de sus Fuerzas Armadas, por las razones anteriores y porque nunca los ejércitos en su composición han reflejo más fielmente que ahora la estructura sociológica de la sociedad, planteamiento que difiere frontalmente con el discurso reiterado de desconocimiento y alejamiento de la defensa y lo militar de la sociedad española.
Las encuestas son tozudas en reflejar la alta valoración entre los españoles hacia sus Fuerzas Armadas. Siguiendo una vez más al CIS (Barómetro de abril 2013), que pregunta periódicamente por la valoración de instituciones, utilizando este concepto en un sentido quizá demasiado amplio que abarca desde la monarquía a los sindicatos o los medios de comunicación, encabezan la tabla y únicamente aprueban la Guardia Civil (5,71), la policía (5,65) y las Fuerzas Armadas (5,21 de nota).
En cuanto a la composición, hoy las Fuerzas Armadas cuentan entre sus filas con dos grupos sociológicos sin los que es imposible comprender la realidad social española: inmigrantes y mujeres.
Débil conciencia de defensa de los españoles
Se admite de forma natural y también  acrítica que los españoles tienen una baja conciencia de Defensa, y en este punto habría que distinguir entre la sensación de peligro o amenaza que sienten los españoles y su opinión sobre los instrumentos del Estado para su seguridad.
Sirva como apunte previo que la Defensa, y por tanto la información sobre temas de defensa, es preciso enmarcarla en la política exterior de un país. A diferencia de las dictaduras, que emplean a sus militares para vigilar o reprimir a la propia población, al enemigo interior, en las democracias comúnmente las Fuerzas Armadas son un instrumento de política exterior.
En cuanto al interés hacia los temas de defensa, calificado habitual y generalizadamente como bajo, el 37,2% de los encuestados por el CIS sigue con bastante (29,7%) o mucho interés (7,5%) las informaciones relacionadas con estos temas en los medios de comunicación, porcentajes que no pueden despreciarse y en cualquier caso no comparables con otros ámbitos porque la encuesta no lo pregunta.
En cuanto a los instrumentos, la mayoría de los españoles (54,6%, CIS) piensa que en el futuro los ejércitos seguirán siendo necesarios para mantener la paz, la seguridad y la defensa; a los que habría que sumar la opinión de quienes consideran que se emplearán más en catástrofes y ayuda humanitaria (25,6%) o incluso que formarán parte de un ente policial internacional (7,7%), mayoría por tanto acreditada sobre la supervivencia de los ejércitos.
En cuanto a la sensación de amenaza, la idea de que los españoles parecen vivir en un mundo utópico alejado por la historia o la ignorancia de la realidad, el CIS nos dice que el 58,1% de los encuestados no cree que exista actualmente un país que suponga una amenaza real para España y un menor 28,6% que sí. Una cuarta parte de estos últimos, con porcentajes a la baja, identifican esa amenaza estatal en Marruecos, países árabes (así se pregunta) y Afganistán; curioso que un 6,9% de los encuestados identifique la amenaza con EE.UU.
El debate sobre los datos anteriores plantea la cuestión subyacente de si España hoy y la mayor parte de los países de nuestro entorno cultural y económico viven una amenaza existencial que tuviera que ser contrarrestada con una respuesta militar para lo cual sería imprescindible contar con un instrumento potente, una financiación elevada y unos recursos humanos y materiales proporcionales a dicha amenaza.
Es un tópico la referencia a los cambios profundos que ha sufrido la seguridad desde el fin de la guerra fría, la caída del muro de Berlín en 1989 y la desaparición de la URSS unos pocos años después.
De una amenaza entre Estados y principalmente militar hoy se escribe abundantemente, en textos de opinión o estrategias nacionales de seguridad y documentos OTAN, de riesgos difusos, amenazas asimétricas y respuestas no exclusivamente militares para desactivar conflictos violentos.
Valores propios de las FAS
Volviendo de nuevo al CIS, lo que más valoran los ciudadanos en la profesión militar, “el valor más importante que debe tener un militar” pregunta textualmente, es la preparación técnica, destacada por encima de otros valores más etéreos como la obediencia, la valentía o la honradez.
Preguntados directamente, un 66,6% de los españoles opina que los militares están muy correctamente capacitados profesionalmente para desarrollar su labor (bastante 53,2 y muy 13,4); y un porcentaje aún mayor considera que la preparación de las FAS ha mejorado en los últimos años.
En muchos de los discursos, en su acepción de intervención pública y de mensaje, con origen y destino corporativo, se alude a valores morales que los militares poseen no se explica si ligados a la vocación, adquiridos en las academias o consecuencia de la experiencia laboral, pero en cualquier caso un espejo donde la despistada sociedad española debiera mirarse.
Lo que trasluce al destacar bien la profesionalidad o bien la elevada moral militar en realidad es la disyuntiva entre una concepción de las Fuerzas Armadas como institución poseedora de unos valores propios y superiores a los que la sociedad debe imitar, o un concepto profesional de un organismo clave en el funcionamiento del Estado que procede y refleja la composición de la sociedad .
El espíritu de sacrificio real, el riesgo físico de perder la vida, está entre las peculiaridades de la profesión y así se valora. Es de interés no obstante relacionar esta circunstancia con situaciones excepcionales y nunca el eje de su actuación, pues por ejemplo todos los miembros de las fuerzas de seguridad del Estado tienen un riesgo en el ejercicio de su profesión que no se presenta como único ni prioritario para definir la profesión. Nadie resumiría la labor de una guardia civil en dar la vida por la seguridad y tampoco debería sintetizar el trabajo militar, aunque la puedan perder.
A la organización le interesa con todo este punto y pregunta con el CIS sobre algo tan arriesgado como la disposición del ciudadano a perder la vida, eventualidad que normalmente se mira con aprensión por puro espíritu de supervivencia. Las respuestas también sorprenden: dejando aparte la familia, una mayoría de los encuestados (48%) creen que sí existe algo por lo que jugarse la vida, y otorgan la mayor posibilidad de sacrificarse y arriesgarla por salvársela a otra persona, por la paz y la libertad, los tres por encima del 70%; la justicia y la patria-país rondan el 40%.
Antibelicismo e inversión en defensa
No abundan en los últimos dos siglos de historia de España acontecimientos bélicos que unan a los españoles, y esto es un hecho de solidez comparable al miedo alemán a la inflación y del francés a ver ocupada de nuevo París.
Se han visto ya indicadores que van definiendo la sociedad española como comprometida con la paz, con la cooperación al desarrollo, una ciudadanía solidaria, donde puede funcionar algún resorte colectivo, similar al alemán con la inflación por su mala experiencia tras la primera guerra mundial o al francés con la cruz gamada ondeando sobre la torre Eiffel (la apuesta de nuestro vecino por lo nuclear no anda lejos de esta experiencia histórica), que en nuestro caso sería consecuencia de una traumática guerra civil, de ninguna guerra exterior colectiva, de ningún desembarco aliado que nos librara del fascismo, y la mala experiencia de una guerra colonial fuertemente contestada por la ciudadanía (la Semana trágica de Barcelona en 1909 tuvo principalmente esa motivación).
Sin duda un indicador preocupante y persistente en el tiempo es la pregunta sobre diferentes partidas de gasto del Estado, a la que mayoritariamente se responde a favor de disminuir el gasto en defensa de nuestro país (57,6%) mientras que los españoles se pronuncian en un porcentaje similar pero a favor de incrementar el gasto en ayuda y cooperación al desarrollo o a mejorar la imagen de España en el exterior. En positivo destaca sobre el resto y a distancia los apoyos a favor de incrementar el gasto en investigación y desarrollo e innovación (73,5%).
Viendo el enfoque utilitario que los textos normativos dan a la cultura de la defensa, el debate a menudo incide en la carga negativa de esta respuesta a la priorización del gasto público, algo así como que hoy no se produce la legitimidad social que pueda apoyar un incremento del presupuesto del Ministerio de Defensa. La realidad del pasado reciente es que  los presupuestos claramente expansivos de la segunda mitad de la pasada década respondieron a una coyuntura económica favorable y a cierta sensibilidad de los distintos Gobiernos, sensibilidad industrial en unos y laboral en otros, más que a un apoyo ciudadano que nunca se pidió.
De las respuestas a la encuesta se puede interpretar que el ciudadano realiza una disociación entre política exterior y de defensa que no se corresponde con la realidad, al igual que contraponer I+D+i y las tecnologías de seguridad y defensa; y disocia también cooperación y seguridad cuando muy frecuentemente van juntas en el mundo como se ha podido comprobar en un escenario como Afganistán, aunque es importante destacar además el desequilibrio entre ambas partidas (España ha gastado en ese país un euro a cooperación por ocho a seguridad, según datos acumulados de la participación española durante una década).
En respuesta a la falsa disociación, pedagogía. Sobre la posición a favor de reducir el presupuesto de defensa, se puede interpretar que existe una opinión bastante extendida en el sentido de que España no tiene una amenaza directa e inminente que haga necesario el mantenimiento de una estructura costosa y de gran tamaño.
La ausencia de una amenaza existencial es incuestionable. Sobre el gasto sería también muy positivo el máximo debate y transparencia sobre las cuentas de defensa, y por lógica argumental, son contraproducentes y contribuyen a alejar al ciudadano de estos temas circunstancias como que actualmente al menos el 25% del gasto del Estado en estos capítulos no figura en el presupuesto del Ministerio de Defensa (por la ausencia inicial de los fondos destinados a financiar las operaciones en el exterior y los créditos extraordinarios destinados a financiar los programas especiales de armamento), y contraproducente también es cada vez que se falsean las cifras conscientemente argumentando que España dedica a estos objetivos el 0,6% del PIB, cuando el peso relativo sobre la economía nacional del gasto en defensa supera el doble de ese porcentaje.
Sobre transparencia y promoción del debate público sería también muy conveniente acabar con el carácter confidencial y no público de documentos como la Visión de las Fuerzas Armadas 2025, la Directiva de Política de Defensa y otros, que quizá por inercia conservan un carácter secreto que hace no mucho se aplicaba también a la Directiva de Defensa Nacional. La desclasificación de documentos históricos declarados secretos es otro campo bloqueado sin que fructificaran los tímidos indicios de apertura del anterior Gobierno.

Sociedad del conocimiento

El ámbito de la defensa, de las Fuerzas Armadas y la seguridad, no es ajeno a la sociedad de la información que han trastocado las vías de adquisición del conocimiento. Se habla de un conocimiento disperso en el que las jerarquías y los compartimentos estancos han perdido la relevancia del pasado. La solución-el saber se encuentra a menudo en la confluencia y al contacto de planos y ámbitos diferentes.
El catedrático de filosofía Daniel Innerarity analiza muy acertadamente la nueva relación entre la ciencia y la política, entre el saber y el poder, y se pregunta: “¿Qué privilegio ha perdido el poder? La prerrogativa de no tener que aprender y dedicarse simplemente a mandar. ¿Y cuál es el que ha perdido el saber? Pues aquella seguridad y evidencia que le permitía prescindir de toda exigencia de legitimación (…). De ahí que el problema ya no sea cómo compaginar un saber seguro con un poder soberano, sino cómo articularlos para compensar las debilidades de uno y de otro con el objetivo de combatir juntos la creciente complejidad del mundo”.
El trabajo conjunto y en paralelo en Afganistán de los contingentes militares y los equipos de la Agencia Española de Cooperación Internacional y para el Desarrollo es un ejemplo de enorme valor para su conocimiento por la opinión pública como un paquete global que ilustra la actuación común del Estado, con diferentes instrumentos, en un mismo escenario exterior y con un objetivo compartido. También el caso ilustra los últimos requerimientos de la seguridad en escenarios complejos, la respuesta multifacética a esos desafíos.
Desde el punto de vista de la comunicación no ha sido una ocasión aprovechada esta operación cívico-militar de España, la más costosa y una de las más duraderas en 25 años. A pesar del entendimiento en la zona de operaciones entre los diferentes actores, en territorio nacional ha pesado más la distribución de competencias entre ministerios, la fragmentación de mensajes, el mayor peso informativo de los incidentes de naturaleza militar, los recelos mutuos del mundo militar y el mundo de la cooperación y su temor a que el ciudadano identifique a cada uno en territorio contrario –el fantasma del militar como miembro de ONG; y el del cooperante militarizado-, etc.

Conclusión

Ni desinterés por la defensa ni desconocimiento de las Fuerzas Armadas. Los datos estadísticos y el análisis desmienten gran parte de los tópicos de generosa circulación sobre la supuesta baja cultura de defensa de los españoles, lo que no implica que exista un amplio terreno de juego donde actuar y un trabajo pendiente o reorientado que corrija la situación actual de fragmentación y descoordinación de mensajes.
El grupo de españoles que se interesa por los temas de defensa y seguridad (un tercio), quienes aparentemente cuentan con una conciencia de defensa más desarrollada que la media, que probablemente en su mayoría conocen y están preocupados por los riesgos y amenazas a los que España debe hacer frente, este grupo acusa al resto de la sociedad de portar un virus que no aparece en los análisis del laboratorio.
No aflora de las encuestas ese grupo mayoritario de la sociedad ignorante del mundo en el que vive, en minoría de edad permanente, favorable además a cortar recursos que el Estado debiera destinar urgentemente a la supervivencia del país.
Lo que sí es una realidad es que en cada variable que se analice en el ámbito de la cultura de la defensa existe un porcentaje importante de la población a la que no les llega el mensaje, o se les envía un mensaje equivocado.
Los instrumentos de defensa que una sociedad necesita para proteger la comunidad política no deben mezclarse con una determinada concepción del sentimiento nacional. La comunidad la forma el 100% de la ciudadanía, necesariamente plural y diversa; los sentimientos –también el sentimiento nacional- forman parte de otra categoría específica.
El supuesto alejamiento de la ciudadanía del mundo de la defensa lo es minoritario y se trata de un distanciamiento de una concepción determinada de la defensa, no implica un desinterés hacia los temas de política exterior y seguridad, ni hacia los instrumentos del Estado que trabajan en el campo de la seguridad.
Con todo, el sistema de seguridad y defensa de España debe adaptarse a la comunidad política a la que protege, no a una sociedad ideal o idealizada, en ambos caso irreal.
Un segundo hecho a evitar es la identificación automática entre cultura de la defensa y valoración de las Fuerzas Armadas, que por otra parte es positiva.
Todo ámbito de conocimiento tiende a encerrase sobre sí mismo, a expulsar a los advenedizos e implantar una jerga propia que dificulte el entendimiento por foráneos. El problema es que al menos en nuestros días la generación de conocimiento se produce por otras vías, la innovación y el análisis eficaz florece en el contacto de disciplinas distintas, en el cuestionamiento de las certezas inmutables y las rutinas.
Por tanto, sería aconsejable promover al máximo el debate sobre política exterior y de seguridad, sobre la construcción europea, sobre cooperación al desarrollo y solidaridad internacional, sobre operaciones de paz, sobre los riesgos muy actuales de la sociedad de la información. Y transparencia sobre los recursos que el Estado dedica ya hoy a estos menesteres.
Si se quiere aumentar el alcance y efectividad de las actuaciones desarrolladas sobre cultura de la defensa sería positivo orillar el pensamiento mágico, aquellos elementos discutibles y discutidos sobre identidad nacional, y centrarse en política exterior, instrumentos de seguridad que facilitan la convivencia o la respuesta del Estado ante amenazas, empleo transparente de los recursos públicos con un destino de la importancia de la seguridad.
Las torres de marfil, el mundo de las certezas procedentes del ámbito de los expertos ha muerto, porque la realidad es hoy más difusa. La inteligencia es mancomunada y colectiva, lo que obliga a entrelazar el conocimiento militar con otros (diplomacia, cooperación, industria, tecnología, política, filosofía), de su conexión saldrá aprecio, utilidad y alcance para ese ámbito tan amplio y multifacético que llamamos cultura de la defensa.
El éxito puede estar en trasladar a la sociedad española la realidad de que el conocimiento acumulado, por experiencia y análisis, de los profesionales del ámbito de la defensa pueden ayudarnos, junto con otras disciplinas y especialistas, a comprender el mundo actual; que la sociedad sea plenamente consciente de que necesita y cuenta con instrumentos que trabajan profesionalmente por la defensa, una parte imprescindible de la seguridad a la que toda sociedad aspira para desarrollarse.
Transparencia también exigible en cuanto se refiere a la toma de decisiones políticas –Parlamento y medios de comunicación- y a la gestión de los recursos públicos –materiales y de personal-.

Sugerencias

  • Sentir los colores, por Manuel Jabois (El Páis, 30-11-2016).
  • Soberanía, yo te maldigo, por Ignacio Torreblanca (El País, 24-11-2016).
  • Cuaderno de Estrategia número 155 del Instituto Español de Estudias Estratégicos, “La cultura de seguridad y defensa. Un proyecto en marcha”, noviembre de 2011.
  • La política de defensa de los diferentes Gobiernos de la democracia ha sito un tema trabajado por el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de la Rioja Carlos Navajas Zubeldia, entre otras publicaciones en “La política de defensa del gobierno de Aznar (1996-2004)” en Los desafíos de las Fuerzas Armadas en el siglo XXI, Albolote (Granada), Comares, 2008, pp. 131-135; y “El fin del ‘problema militar’. La ‘modernización’ de los Ejércitos durante la primera época socialista (1982-1996)”, Revista Ayer número 84/2011, pp. 51-72.
  • Centro de Investigaciones Sociológicas. “La defensa nacional y las Fuerzas Armadas”. Estudio 2.192, septiembre-octubre de 2011. En otoño de 2013 se realizó el trabajo de campo de una nueva encuesta que aún no ha sido difundida por el Ministerio de Defensa.
  • José Álvarez Junco, Mater dolorosa, Madrid, Taurus, 2001, páginas 545-565.
  • Para qué sirven los símbolos patrios (El País, 11-9-2013).
  • Narcís Serra, La transición militar, Barcelona, Debate, 2008, página 79 y siguientes. En este enlace, presentación de una ponencia sobre este tema en junio de 2011.
  • Daniel Innerarity, La democracia del conocimiento, Barcelona, Paidós, 2011, páginas 45-46, 68-69, 80-81, 84, 102-110.
  • Falso fervor, por Juan José Millás (El País, 7-3-2014).

martes, 15 de abril de 2014

El gasto militar mundial baja un 2%

  • La caída de los presupuestos en EE.UU. por la salida de Irak y Afganistán explican el resultado global
  • Arabia Saudí asciende al cuarto puesto mundial

Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
El gasto militar mundial alcanzó en 2013 los 1,75 billones de dólares (equivalente a 1,26 billones de euros, 210 billones de pesetas), una caída del 1,9% en términos reales desde 2012, según los datos publicados por el “Stockholm International Peace Research Institute” (SIPRI).
La disminución del total global del gasto se debe a la reducción que se produjo en los países occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, a pesar del incremento en el resto de las regiones. De hecho, el gasto militar en todo el mundo, excluyendo Estados Unidos, creció un 1,8%.
Después de EE.UU., los tres siguientes países con más gasto militar —China, Rusia y Arabia Saudí—incrementaron sustancialmente esta partida y Arabia Saudí pasó por delante del Reino Unido, Japón y Francia para convertirse en el cuarto país con más gasto militar del planeta. China, Rusia y Arabia Saudí están entre los 23 países del mundo que han más que duplicado su gasto militar desde 2004. El quinto lugar en la clasificación mundial de este gasto es para Francia, que adelanta por primera vez al Reino Unido, sexto en 2013.
La caída del gasto militar de Estados Unidos en 2013 en un 7,8% es el resultado del fin de la guerra en Irak, del inicio de la retirada de Afganistán, y de los efectos de los recortes presupuestarios aprobados por el Congreso de EE.UU. en 2011. Mientras tanto, las políticas de austeridad continúan determinando la tendencia en la Europa central y del oeste y en otros países de occidente. En distinta proporción, el gasto militar cayó en 2013 también en Francia, Reino Unido, Italia, Brasil, Australia, Canadá y España, mientras que se mantuvo en Alemania, Japón e India.
Por contextualizar los datos, EE.UU. gastó en 2013 en Defensa 640 mil millones de dólares, el triple que China, segundo clasificado; ocho veces más que Rusia, tercero; diez veces más que Arabia Saudí, cuarto en la lista; once veces más que Francia, quinto.
Otra forma de interpretar los datos es por el peso del gasto militar en la economía total del país. Entre los 15 Estados que encabezan el ránking por gasto, destaca que el 9,3% del PIB saudí corresponde al gasto militar, el 4,7% del producto interior bruto de los Emiratos Árabes Unidos, el 4,1% de Rusia y el 3,8% del PIB de EE.UU. En Europa, el gasto militar de Francia y Reino Unido ronda el 2,2% de su PIB y en España el 1% (12.800 millones de dólares).

Arabia Saudí e Irak dominan en 2013 el incremento en Oriente Próximo

“El incremento del gasto militar en países emergentes y en desarrollo continúa avanzando”, asegura el director del Programa de Gasto Militar de SIPRI, Sam Perlo-Freeman. “Mientras en algunos casos es el resultado natural del crecimiento económico o una respuesta a necesidades legítimas de seguridad, en otros representa un derroche de los ingresos obtenidos de los recursos naturales, la dominación de regímenes autocráticos, o de emergentes carreras de armamento regionales”, añade.
El gasto militar en Oriente Próximo aumentó un 4% en 2013, llegando a los 150.000 millones de dólares. A la cabeza, el gasto de Arabia Saudí aumentó un 14% hasta los 67.000 millones de dólares, a causa posiblemente –dice el SIPRI- de las tensiones con Irán pero también del interés en mantener unas fuerzas de seguridad fuertes y leales para prevenir potenciales protestas como las que se produjeron en la Primavera Árabe.
En Bahrein, el hecho de mantener la supervivencia del régimen ante la oposición interna es el motivo más plausible del incremento del 26% que se ha producido. De todos modos, el incremento regional más grande –en términos relativos-  registró en Irak (27%), que continuó la reconstrucción de sus fuerzas armadas.
“Los datos de gasto militar de 2013 de Irán, Qatar, Siria y los Emiratos Árabes Unidos no están disponibles, lo que significa que el total estimado de la región es altamente incierto. Esto refleja la opacidad general del gasto miliar en la región e incluso cuando los datos están disponibles puede ser que no incluyan todo el gasto militar”, afirma Perlo-Freeman.

Recursos que facilitan el incremento de armas en África 

El gasto militar en África aumentó un 8,3% en 2013, llegando a una estimación de 44.900 millones de dólares. Por volver a contextualizar los datos ofrecidos por el think tank sueco, el gasto militar alemán es mayor que la suma del de todos los países de África.
Alrededor de dos terceras partes de los países africanos de los cuales hay datos disponibles incrementaron su gasto militar en 2013. Argelia se convirtió en el primer país de África en gasto militar por encima de los 10.000 millones de dólares, un incremento del 8,8% desde 2012, y del 176% desde 2004. Mientras tanto, Angola incrementó su gasto en un 36% en 2013, y adelantó a Sudáfrica como principal inversor en gasto militar de África subsahariana. Los altos ingresos en petróleo son el factor que ha permitido que tanto Argelia como Angola incrementen su gasto militar.

El gasto militar de China continúa creciendo 

El gasto militar en Asia y Oceanía creció un 3,6% en 2013, llegando a los 407.000 millones de dólares. El incremento se explica principalmente por el 7,4% de crecimiento de China, que llegó a un gasto militar de 188.000 millones de dólares. Las disputas territoriales con China están conduciendo el incremento del gasto militar en países como Filipinas y Vietnam.
“La preocupación de Japón por el crecimiento del poder militar de China, combinado con las propias políticas internas del gobierno japonés, han llevado al país nipón a poner fin a su larga y gradual disminución del gasto militar. Aún así, el mayor incremento en la región en 2013 fue el de Afganistán, con un 77%, puesto que está construyendo sus fuerzas de seguridad en preparación por la retirada de la mayoría de fuerzas extranjeras a finales de 2014”, concluye Perlo-Freeman.

Sugerencias


lunes, 14 de abril de 2014

Leales y traidores

A la literatura le gusta la traición, y la lealtad; dan juego psicológico.
Con pocos días de diferencia, dos menciones. Benjamín Prado defendía en un artículo a traidores estilo Julian Assange (Wikileaks), Edward Snowden (espionaje masivo) o Hervé Falciani (dinero negro en Suiza).
Javier Cercas, en su libro sobre el 23-F y en reciente artículo sobre el fallecido Suárez, vuelve a elogiar a traidores como el expresidente, que dinamitó el Movimiento por el que ascendió a primera línea política; como Carrillo, que renunció en la Transición a parte de las posiciones mantenidas durante toda su vida; como Gutiérrez Mellado, que acabó su carrera en las antípodas de su inicio, en la quinta columna de otro golpe de Estado, el del 36. Fueron traidores a su biografía y leales al tiempo histórico en su madurez. Literatura, análisis psicológico o ambas cosas.
En la fórmula establecida por la que los altos cargos de la Administración pública prometen por su honor o juran por Dios hacerlo lo mejor posible, aparece la lealtad al Rey. Literatura. Si recitaran un cuento de Monterroso traducido al esperanto los efectos prácticos serían los mismos, nada les eximiría de cumplir la ley, ni de los remordimientos.
La lealtad es un compromiso personal, particular, de cada uno con su pareja, con su jefe, con su guía espiritual, con su ejercicio profesional o con el cultivo de camelias, lealtad ante su conciencia, y nulo argumento legal. La lealtad se practica y deberíamos desconfiar de quien presume de ella.
Produce escalofríos –casi tanto como la chapuza en su ejecución- escuchar cómo los que activaron el golpe del 23-F y también quienes lo desactivaron utilizaban o se movían por lealtad al Rey, a Franco o a sí mismos, o eso decían, no a la ley ni a sus compatriotas.
En ambos bandos encontramos quienes se agarraron al parecer al testamento de Franco, no al que establecía el reparto de su multimillonario patrimonio, sino al político.
Testamento político de Franco, perfectamente editado.
En ese texto efectivamente aparece el deseo del dictador de que “rodeéis al futuro Rey de España, don Juan Carlos de Borbón, del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado, y le prestéis, en todo momento, el mismo apoyo de colaboración que de vosotros he tenido”. Pero también figura en el mismo testamento la voluntad de “alcanzar la justicia social y la cultura para todos los hombres de España”, y nadie ha invocado su testimonio para avanzar en esos ámbitos.
El marco legal ya estaba claro. El Real Decreto-Ley 10/1977 prohibió a los militares la actividad política.
La Constitución de 1978 señala que “el Gobierno dirige la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado”.
Las Reales Ordenanzas que memorizaban los candidatos a oficiales en las academias militares decían en su versión de 1978 que “todo militar deberá conocer y cumplir exactamente las obligaciones contenidas en la Constitución”.
Decía el texto de la Ley Orgánica 6/1980 que regulaba los criterios básicos de la defensa nacional y la organización militar que “el Presidente del Gobierno dirige y coordina la acción del mismo en materia de defensa”.
Ni había ni hay lealtades por encima de la ley.
La lealtad a las personas además es resbaladiza, porque se les puede ir la cabeza y de hecho a la mayoría le ocurre o nos va a ocurrir, incluso al canonizado ex presidente que vivió sus últimos años sin recuerdos del mayor consenso que alcanzó: el que recibió en su contra.
Por mucho que yo jure con lágrimas en los ojos lealtad al consejero de Industria, Energía y Minas de la Comunidad de Madrid, si me para la Guardia Civil y descubre que no tengo la ITV pasada, me cruje.
No hay mayor tranquilidad que circular con la ITV en la guantera y con la pegatina en el cristal, que cumplir la ley. Y luego que cada uno tenga las lealtades que le parezca, que las vaya cambiando con el tiempo o no tenga ninguna.
Allá cada cual con su conciencia.

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Ha pasado trece meses desde que conocimos por El País que militares españoles torturaron en Irak. Esas personas o siguen dentro de las Fuerzas Armadas o andan tranquilamente por la calle. Los tiempos de la responsabilidad política, de la reputación de una organización, nada tienen que ver con los judiciales.

Sugerencias





sábado, 12 de abril de 2014

Carros contra misiles en Zaragoza

La Brigada Acorazada Guadarrama XII se adiestra para estar disponible como unidad de respuesta inmediata. Formará la mayor parte del contingente español en la operación de la ONU en Líbano en 2015
Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
Un zapador señaliza con un bote de humo verde un corredor
libre de minas para que lo atraviesen los blindados (Foto PND).
Los carros de combate y los misiles viven una disputa histórica para ver quién gana la partida, una variante de la lucha entre el escudo y la lanza, la protección y la fuerza. Ésta quiere ser una forma elegante de comenzar un artículo sobre maniobras. La crisis ha reducido a una tercera parte el adiestramiento de las Fuerzas Armadas sobre el terreno, en días de mar o en el aire, por lo que cuando se celebra se convierte en una ocasión valiosa y esperada por sus protagonistas.
Estrella Digital ha acompañado a la Brigada de Infantería Acorazada Guadarrama XII, con sus carros de combate Leopardo y sus misiles, al campo de maniobras de San Gregorio (Zaragoza), en los mayores ejercicios con fuego real que realiza este año.

Adiestramiento

La Brigada de Infantería Acorazada Guadarrama XII –BRIAC XII- ha desarrollado en los primeros diez días de abril el ejercicio “Armored brake” (freno armado), las principales maniobras en 2014 en las que han participado 1.129 militares, 52 carros de combate Leopardo, 80 vehículos de transporte oruga acorazados –TOA-, 16 vehículos de combate de infantería Pizarro y seis obuses ATP M109, entre otros medios.
Con el ejercicio la BRIAC XII queda certificada como brigada de muy alta disponibilidad a disposición del máximo mando operativo de las Fuerzas Armadas –JEMAD-, como unidad de respuesta inmediata del Ejército de Tierra durante el segundo semestre de este año.
El material desplazado entre El Goloso (Madrid) y Zaragoza ha requerido cuatro convoyes ferroviarios, 20 góndolas de gran tonelaje y otros 20 vehículos Vempard con  remolque.
Militares preparando el lanzamiento de
un misil contra carro Spike (Foto: PND).
En Zaragoza estos últimos días se ha tenido la ocasión de probar los misiles contra carro Spike, 114 centímetros y 24 kilos de peso, capaces de corregir el objetivo en vuelo, con un margen de error mínimo a cuatro kilómetros de distancia, que llega a destino en vertical, donde los blindados tienen menos protección, y con doble carcasa que asegura la destrucción del objetivo.
La reducción progresiva de las maniobras, para ahorrar en combustible, desplazamientos y munición, se ha visto acompañada de un proceso paralelo en las Fuerzas Armadas de uso de simuladores avanzados a todos los niveles, que reproducen fielmente cada modelo de tanque, avión o helicóptero, simulación desde tiro en las mismas unidades a ejercicios de mando y control que se realizan en este Centro Nacional de Adiestramiento de San Gregorio.
Infantería tomando una posición (Foto: PND).
Tras este próximo semestre a disposición del JEMAD, la BRIAC XII tiene previsto formar la mayor parte del contingente español en la operación de Naciones Unidas en Líbano en mayo de 2015, donde se podría integrar además alguna unidad de militares brasileños.

Excesos

Algo excesivo rodea todo lo militar, porque el mayor exceso es un enfrentamiento bélico. Es excesivo el frío en Zaragoza a las siete de la mañana de un día de abril; el olor a gasoil y a tomillo del campo de maniobras de San Gregorio, y sus 30.000 hectáreas de estepa son muchas hectáreas; excesiva una mole de acero de 60 toneladas y 1.500 caballos moviéndose campo a través a 70 kilómetros por hora; exagerada la velocidad de salida de un proyectil del cañón del carro Leopardo, 1.500 metros por segundo; es exagerada la disciplina de los militares y la uniformidad de los uniformes; el polvo, los botes y el ruido metálico encerrado en un transporte blindado de cadenas.
Cuando hay que enfrentarse a una situación extrema es muy conveniente tenerlo antes ensayado, por eso los militares se van de maniobras, para que cuando llegue el momento de actuar tengan procedimientos aprendidos, comportamientos automatizados.
Las maniobras son el escenario que se acerca más a la actuación real en un conflicto.

Disuasión

Carro de combate Leopardo 2E (Foto: PND).
Parte del exceso en Defensa significa disuasión: España cuenta con 300 carros de combate Leopardo -100 adquiridos de segunda mano a Alemania y los otros 200 fabricados/ensamblados en España-, cinco fragatas antisubmarinas más centenar y medio de cazas como aviso para potenciales enemigos y como último recurso de fuerza en caso de necesidad.
La máxima exigencia a la hora de operar requiere preparación. Desde el comienzo de la crisis en 2008 los ejércitos y Defensa han visto reducido el presupuesto, ajustadas todas las partidas económicas, y el adiestramiento se prioriza en las unidades que van a participar en algunas de las operaciones en el exterior (Afganistán, Líbano, Somalia, Malí, República Centroafricana), otros compromisos internacionales (OTAN, UE) o a requerimiento del JEMAD.
Actualmente no hay presupuesto para que los 300 Leopardo estén operativos, por lo que se ha optado especialmente con los 100 más antiguos por hibernar parte –se almacenan sin líquidos y aceites que los puedan deteriorar- así como ofrecerlos a precios rebajados a países como Perú, que finalmente no ha materializado la compra aunque sus militares estuvieron hace pocos meses en Zaragoza viendo el material en acción.

Física y química

Obuses ATP M109 (Foto: PND).
En el mundo militar coexisten dos planos científicos distintos. La planificación, la estrategia, sitúan la Defensa muy cerca de la política exterior y en el marco de las ciencias sociales, no es una ciencia exacta ni se encuentra la explicación en una fórmula matemática, interviene el comportamiento humano, como en la economía, tampoco exacta. El segundo plano es técnico, la forma de que un proyectil dibuje una parábola y acabe acertando con un margen de error de 50 centímetros a ocho kilómetros de distancia, los contenedores de 20 pies necesarios para trasladar un equipamiento a 6.000 kilómetros... El error está cuando los militares utilizan su capacidad técnica para hacer política (105 golpes de Estado entre 1814 y 1981) o cuando interviene la política en la forma de ocupar un islote o en el desembarco en una playa.
Las maniobras de San Gregorio pertenecen al apartado de la física y de la química, y de la puntería.

TOA

Transporte oruga acorazado, el TOA M-113 es un antiguo blindado de cadenas que entró en servicio entre 1963 y 1982. El Ejército cuanta aún con 1.300 unidades, se utiliza para el trasporte de soldados y el propio Gobierno reconoce en respuestas parlamentarias que no cumple los requisitos para ser utilizado en escenarios de combate, por antigüedad, prestaciones y blindaje limitados; y nunca ha participado en misiones de paz de las Fuerzas Armadas en el exterior. En los últimos meses se han puesto en marcha diversos expedientes de mejora parcial de algunas de las unidades, visto que la modernización de toda la flota que se planteó en 2013 con la presentación de ofertas por parte de cuatro empresas no ha sido hasta el momento adjudicada. El proyecto era modernizar 500 vehículos con un coste total de 180 millones de euros.
Vehículo de cadenas TOA (Foto: PND).
La antigüedad de los TOA también puede servir de ejemplo de cómo miman el material en las Fuerzas Armadas, en este caso durante décadas. La coexistencia de equipamiento obsoleto como los TOA con los carros de combate más avanzados que existen como los Leopardo se podría calificar de paradoja, palabra que en chino se dice literalmente “lanza-escudo”, recordando la historia de un vendedor que ofrecía los dos objetos con tan altas prestaciones que cuando le preguntaron qué ocurriría si una de sus lanzas se enfrentara a uno de sus escudos, no supo qué contestar.