sábado, 21 de noviembre de 2015

Atentados París: autores y reacciones

Columna de opinión publicada 48 horas después de los atentados en Estrella Digital.
Un acto criminal requiere de una investigación policial y judicial, cuya complejidad suele estar en proporción con la gravedad de la catástrofe, para aclarar los hechos y fijar responsabilidades. Pero no podemos esperar, por la aceleración de los tiempos, la presión de los medios de comunicación; por la angustia ciudadana que reclama a los políticos algo, no sabe muy bien qué, un gesto solemne, una sobreactuación ("estamos en guerra"); por la tentación humana de aprovechar políticamente la coyuntura o evitar hundirse en su gestión.
La incertidumbre sobre el siniestro de un avión ruso en la península egipcia del Sinaí el 31 octubre ha durado exactamente cuatro días, ha bastado una reivindicación de un grupo local en favor del Estado Islámico y las dudas hechas públicas por el Gobierno del Reino Unido. En todos los accidentes aéreos hay intereses industriales por desviar la atención. En este caso, y en París, la incertidumbre ha durado menos que la identificación de las víctimas.
Lo que se sabe, mejor dicho, lo que trasciende de los atentados de París del 13 de noviembre es que participaron una decena de terroristas, principalmente franceses de nacimiento, y alguno no ha muerto ni está detenido.
Dicen los expertos que dedican su jornada laboral a analizar estas cosas que en los últimos años se estaba produciendo una transformación en el terrorismo internacional yihadista: las grandes organizaciones jerarquizadas, capaces de movilizar gran número de personas y recursos, como Al Qaeda (actuaciones estilo 11-S en EEUU y 11-M en Madrid) han perdido gran parte de su capacidad de actuación.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, fotografiado con los
miembros del contingente español destacado en Adana, Turquía,
 (Moncloa, 15-11-2015).
A lo anterior iba tomando el relevo un tipo de terrorismo más individual, menos organizado y menos capaz de causar daño, a lo que se refiere la expresión de lobo solitario.
Los atentados de París de enero y noviembre son un híbrido, no parecen tener detrás lobos solitarios, han participado bastantes personas y, aunque los atentados no requieren gran pericia técnica, sí aparece algún tipo de armamento y formación adquirida en conflictos armados.
Hasta este momento, Estado Islámico (también denominado Dáesh) centraba su actuación en Siria e Irak. Si el comunicado difundido por la organización terrorista es fiable supone que traslada el conflicto de Oriente Próximo al corazón de Europa, lo que está por demostrar, la autoría, la voluntad y la capacidad de hacerlo.
Con todo, los actores siguen siendo franceses y europeos, ocurra lo que ocurra en Siria el problema de radicalización de ciudadanos europeos continúa y en ese caso no es factible contraponer imágenes de portaaviones.
La reacción del Gobierno español ha tenido un aspecto positivo: la convocatoria del Consejo de Seguridad Nacional, máximo órgano del Estado en la materia, creado en 2013 y hasta ahora sólo convocado de forma protocolaria. El Estado ha montado una estructura que no utiliza. Se ha reunido por primera vez el sábado 14 como reacción a una crisis, pero ha durado poco; el domingo la vicepresidenta se ha reunido con algunos responsables en un formato desconocido, ni Consejo ni comité de situación que también contempla la nueva Ley de Seguridad Nacional.
Camino del G-20, Rajoy se hace una foto con el centenar de militares españoles desplegados en Turquía con una batería de misiles Patriot, que en contra de lo que se sugiere nada tienen que ver con el terrorismo, sino con el hipotético vuelo de misiles iraníes por la zona, posibilidad remota tras el acuerdo nuclear.
Francia en guerra, Miki & Duarte | Grupo Joly, 20-111-2015.
Algunos sucesos especialmente dramáticos suponen aceleradores históricos, no crean de la nada pero aumentan la velocidad de desarrollo de situaciones larvadas o en germen.
Probablemente los atentados de París incrementen la participación militar de Francia y aliados en Oriente Próximo, con muy pocas posibilidades de que se prevean las consecuencias de la intervención a medio plazo.
Otra incógnita es la utilización por parte del Gobierno del Partido Popular de los acontecimientos. El calendario ha colocado la unidad de España y la seguridad encima de la mesa.
¿Nos fiamos de Rajoy para resolverlo? ¿Los partidos emergentes tienen solidez para situaciones de esta gravedad? ¿Se puede hablar de otra cosa durante el próximo mes que de Cataluña y París? ¿Hay discurso alternativo a la guerra contra el terror?


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